Hoy, durante mi tiempo a solas con el Señor, me recordó que nadie es más grande que él. Me ha revelado cosas sobre mi familia y mi linaje para responder a mis preguntas y aclarar mis dudas. Esto no pretende desanimarme, abrumarme ni condenarme. Debemos tener la perspectiva correcta.
El primer nivel de liberación es la salvación. Gracias a ella, recibimos autoridad en cada área de nuestra vida para expulsar a Satanás cada vez que lo encontremos. Lucas 11:22 habla de "alguien más fuerte" que el hombre fuerte. ¡Pues ese alguien es CRISTO! ¡Alabado sea el Señor! Al vivir en la autoridad que nos dio Jesús, podemos detener las obras del diablo. Satanás solo reconoce la autoridad de Jesús. Nada más.
Recuerda, Satanás es un criminal. No se va voluntariamente. Roba, mata y destruye. Permanece operando, acechando y contaminando hasta que lo descubran y lo expulsen. Dios revela/expone las obras de las tinieblas para que podamos detenerlas con nuestra autoridad obtenida por la Sangre de Jesús. ¡Aleluya! Somos socios del Dios Todopoderoso. Hay dos eventos distintos en la vida de Jesús que realmente me animaron. Uno fue cuando Jesús liberó a un niño de lo que hoy llamaríamos epilepsia (Mateo 17:15). El otro fue cuando liberó a un hombre con una legión de demonios dentro (Lucas 8:30). El primer relato que mencioné me reveló que no importa cuánto tiempo haya estado presente un demonio o un problema, NO PUEDE oponerse al poder del Señor al ser confrontado. El segundo muestra que no importa cuántos se opongan al Dios vivo, caerán y se inclinarán ante su supremacía.
Tenemos poder por medio del Espíritu Santo. Tenemos autoridad en Cristo Jesús. Dios espera que cada creyente viva en lo que Cristo nos ha asegurado. No teman al enemigo. En cambio, manténganse firmes en la gracia, el amor, el poder y la autoridad de nuestro amoroso Padre eterno y liberen a los cautivos.
¡Sean bendecidos!
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