Friday, September 19, 2025

¡La batalla ya está ganada!

 Dios ya ganó la batalla. Nos da el honor y el privilegio de colaborar con él en esta guerra contra el reino de las tinieblas. Dios, a través de Cristo, ganó la batalla por la humanidad. Jesús no necesitaba ser salvo ni reconciliado con Dios; nosotros sí. Él lo hizo por nosotros. Pero que quede claro: NO ES UNA BATALLA ENTRE PODERES IGUALES. Satanás es igual a Miguel, no a Dios. Es un ángel caído, nada comparado con Dios. ¡Cada vez que pienso en eso, me pongo a gritar! Si la batalla no se trata de poder y fuerza, ¿de qué se trata? ¡La batalla es por las almas!


Al decidir luchar por Jesús, yo...Es evidente que la batalla está ganada; sin embargo, el hombre debe ejercer esta realidad y verdad. Depende totalmente del hombre. Por eso debemos mantenernos conectados a la vid. Satanás sabe que está derrotado. La única manera de triunfar es engañando a los creyentes. Mientras ignoremos lo que Dios ha hecho y nuestra autoridad, Satanás tendrá la sartén por el mango.

El cuerpo físico del hombre es lo que nos da autoridad en la Tierra. Es importante recordar que el hombre fue creado para estar bajo la autoridad de alguien mientras gobernamos la Tierra; por lo tanto, en esta tierra llevamos a cabo lo que proviene del reino espiritual e invisible. A quién elegimos someternos depende de nosotros. Al caminar en este mundo, estamos sujetos al reino de las tinieblas o al reino de Dios. Al permanecer en Cristo, caminamos en dominio y libertad. Si elegimos caminar con Satanás, caminamos en esclavitud. Esclavos. Esto se debe a que nada ni nadie será jamás mayor que Dios. Dado que Jesús ya ganó la batalla por nosotros, en lo que a él respecta, ¡es un hecho consumado! Nuestra responsabilidad es vivir esa victoria aquí en la tierra. Por eso la Palabra dice en 1 Juan 4:4: «Ustedes son de Dios y le pertenecen, y los han vencido, porque el que está en ustedes es mayor que el que está en el mundo».

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